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Carlos Sastre cocina el 2010

El abulense debutó en la Volta a Catalunya tras ocho meses sin competir y afina su puesta a punto para el Giro de Italia, su gran objetivo de la temporada, y sin decidir aún entre el Tour de Francia o la Vuelta a España

 

Ainara Hernando

 

"Me estoy haciendo mayor y uno ya tiene que guardarse de hacer esfuerzos". Lo dice Carlos Sastre, "un turista" en la Volta a Catalunya, se decía a sí mismo en las primeras etapas de la ronda catalana, "hasta que coges el ritmo de competición". Se le había olvidado ya, después de ocho largos meses sin sentir el aliento de los compañeros, sin notar el calor de los rivales. Sin latigazos ni agotamientos. Ahora empieza su temporada, la decimocuarta en su carnet de ciclista y en la que su mirada se posa, como en 2009, en el Giro de Italia como gran objetivo. No ve más allá el abulense. Tiene una tabla de muro instaurado en la mente. "No tengo prisa por decidir qué carreras voy a disputar después de la corsa rosa, después de tantos años como profesional puedo permitirme el lujo de escoger", razona.

 

"Encontrarme a mí mismo"

 

No quiere que se repitan los discretos resultados del año pasado tras su buen rendimiento en el Giro de Italia y con una ronda gala que se saldó con un pobre decimoséptimo puesto en la general y claras evidencias de desgaste físico. No quiere volver a repetirlo. Teme que suceda. A punto de entrar en los 35 -los cumplirá una semana antes de comenzar el Giro- y Sastre sigue teniendo miedo. Mirando, como los niños, debajo de la cama cada noche para constatar que ningún monstruo va a comerle cuando apague la luz. Por eso aún deja su participación en el Tour de Francia en el aire: "Es una cita importante y por supuesto que está en mi cabeza, pero si voy, quiero que sea en plenas condiciones, estando en buena forma y con garantías de que voy a ser competitivo". De lo contrario, el mes de julio será un paréntesis para Sastre.

 

“Si voy al Tour, que sea en plenas condiciones y con garantías de ser competitivo”

 

Hasta entonces, Sastre tiene una tarea pendiente: encontrarse a sí mismo. "Cuando termine el Giro de Italia y sepa dónde estoy, entonces decidiré lo que hago", zanja. Para eso tiene, pues, que superar la ardua y exigente ruta transalpina con la que se citará el próximo mes de mayo y que será su gran objetivo de la temporada. Con su cuarto puesto, tercero tras la descalificación de Danilo Di Luca, y las victorias en Monte Petrano y el Vesubio, Sastre apunta alto: "Un corredor como yo tiene que mirar a la maglia rosa como objetivo". Indudable. Su meta es sencilla. Mejorar los resultados del 2009. "Pero todo eso se irá cocinando a lo largo de la carrera". Quiere el abulense convertirse en chef de la corsa rosa. Cocinero cinco estrellas. Por eso, y por veterano, anciano como él se dice, ha retrasado su puesta en escena, el que más de los grandes nombres del pelotón. "Que uno se hace mayor y me tengo que ir cuidando, hombre", bromea de nuevo.

 

"No quería acercarme a las carreras"

 

"Comienzo ya a acumular cansancio y a coger ritmo de carrera tras la Volta a Catalunya después de tanto tiempo sin correr en el que me he dedicado a trabajar más por mi cuenta. Las sensaciones han sido buenas. He sufrido bien, a gusto", dice. Mártir. Pero queda camino por recorrer. "Hay que seguir trabajando y poniendo las piernas a punto". Aletargadas después de tanto tiempo sin carreras. "Al principio se me pasó volando el tiempo. Aproveché para irme de vacaciones a Alicante y a Valencia con la familia y en diciembre a Dinamarca, a pasar frío". Entonces el cuerpo le pedía descanso tras un agotador Giro de Italia y un decepcionante Tour de Francia. Pero después volvió el gusanillo a recorrerle las piernas a Sastre. "Cuando fuimos a la primera concentración con el equipo en Portugal y ves que la mayoría de los compañeros ya tienen el debut cercano, entonces te pican las ganas de correr, pero no me sentía como para competir", asegura. "No quería acercarme a las carreras".

 

“Al Giro llegaré en mejores condiciones que el año pasado”

 

Ahora sí. Vuelve a tener hambre. A querer cocinar. Calienta fogones y prepara sartenes y ollas para el Giro de Italia. Aliña sus piernas. "Será muy duro pero llegaré en mejores condiciones que el año pasado, cuando todo era nuevo: el equipo, los compañeros, la estructura del Cervelo...". Esta temporada llega Sastre con el cuchillo perfectamente afilado para cocinar sus mejores menús. Recitales que, espera, no se limiten a simples entremeses, con dos platos y postre final. Quiere más. "El buen resultado del año pasado es un aliciente más que tengo para superarme a mí mismo", cavila. Ya tiene marcados también a los chefs con los que tendrá que competir: "Ivan Basso, Franco Pellizotti... todos los italianos estarán fuertes, además de Cadel Evans. Son corredores muy importantes y que hacen todavía más atractiva la carrera", opina. Consiste, pues "en poner todos esos ingredientes juntos y cocinarlos bien". Gourmet.

 

"Contador es intocable"

 

"¿Y después, Carlos?". Nada. Palabras vacías. "Aún no lo tengo decidido y no me apresuro en hacerlo". Se sobrecoge aún del fuste que el Tour de Francia le provocó. Cuerpo y alma mermadas en el abulense. "El año pasado no fui competitivo, no me encontraba pletórico", reconoce, "estaba agotado". Plato de mal gusto del que no quiere probar una cucharada más. "Si voy a correrlo este año será estando seguro de llegar en las mejores condiciones para hacer las cosas bien y de que puedo luchar por todo lo que me proponga". Por eso, Sastre se torna calmado. Más de lo que ya de por sí es. "Quiero tomar decisiones que me lleven a buen puerto. Quiero ser yo".

 

Amstel Gold Race y Lieja-Bstogne-Lieja, únicas carreras antes del Giro

 

Ese 'yo' racional y realista. Sensato y con las ideas claras que es Carlos Sastre. "Hay que tener los pies en el suelo y ser inteligente. Hoy por hoy tenemos a un Alberto Contador intocable en el Tour de Francia. Se tienen que dar muchas circunstancias para que yo le gane", reflexiona. "Por eso es más asequible el Giro, sin él y más motivante para mi, porque ya he ganado un Tour y no un Giro. Con eso me motivo para afrontarlo con las máximas garantías y el listón alto en esta edición". Para ir poniendo en marcha la cocina, calienta Sastre las sartenes en el mes de abril. Tras la Volta a Catalunya recién concluida, correrá la Amstel Gold Race y la Lieja-Bastogne-Lieja. Nada más. Con menos de una decena de días de competición acumuladas en las piernas Sastre afrontará el Giro de Italia con la intención de ser el chef con cinco estrellas y maglia rosa de la carrera transalpina.

 

 

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